Roma,: Piazza del Popolo, Piazza di Spagna y despedida en la Fontana di Trevi

Llegaba nuestro último día en Roma y queríamos aprovechar la mañana antes de partir. Así que, les dejamos la maleta a las monjas, que muy amablemente nos la guardaron, y tomamos rumbo a la Piazza del Popolo.

Como era Lunes pillamos hora punta en el metro, que en Roma significa: ¡Bájate a codazos o no sales! Pero lo conseguimos y llegamos a la que, durante siglos, fue la principal entrada norte de la ciudad.

Y para no perder la costumbre, en esta plaza también se realizaron ejecuciones públicas.

A día de hoy encontramos un obelisco que trajeron los romanos desde Egipto. Pertenecía a un templo de Heliopolis de Seti I y Ramses II.

También llaman la atención las dos iglesias "gemelas" que, aunque en realidad no sean exactas, dan el pego. jeje 

Tras haber visitado varias basílicas e iglesias, la verdad es que ese día no quisimos mas, así que no entramos en ninguna.

Lo que hicimos fue subir por la escalinata de la fuente para llegar al mirador de los Jardines Pincio.

Desde esa zona se puede acceder a los jardines de Villa Borghese e intentamos recorrer una parte, pero enseguida vimos que eran enormes así que no nos adentramos mucho. 

En Villa Borghese hay varios museos y una galería de arte, pero no le dimos prioridad en este viaje. Nos conformamos con ver un pintoresco lago y pasear un poco.

Después volvimos a la Piazza dei Popolo y tomamos rumbo a Piazza di Spagna, pasando por la zona de grandes marcas y precios imposibles (La 5th ave de Roma vamos). De camino nos cruzamos con un coche clásico que hacía algún tipo de reivindicación política.

Al llegar a la Piazza di Spagna (nombre dado por la sede de la embajada española ante la Santa sede y la orden de Malta), ya sabíamos lo que nos encontraríamos por desgracia: ¡La fuente de la Barcaccia en obras!

Es una pena porque dicen que es de las mas bonitas... pero ya lo sabíamos, así que el choque fue menor. Aún así, se podía ver por los laterales.

Como recompensa, al ser primavera la escalinata estaba llena de azaleas y lucía muy bonita.

Aquí decidimos sentarnos un rato y observar el ir y venir de los grupos turísticos, que no eran pocos. 

Me hizo mucha gracia compararlos: Vi un grupo de españoles, totalmente disperso, unos pocos escuchaban a la guía por los auriculares, otros charlaban de cotilleos, fútbol, algunos alejados echando un piti... Y luego vi un grupo de orientales totalmente atentos a las explicaciones, cerca del guía, al acabar la explicación se hicieron una foto en grupo, reverencia hacia el guía y unos minutos para hacer fotos por libre... ¡Japos! No fallaba. jajaja Me hizo mucha gracia seguir admirando el comportamiento de otros países.

Tras un rato de divertimento y descanso decidimos ir a despedirnos de la Fontana di Trevi para verla de día y, aunque había una jartá de gente, Jordi pudo hacerse un hueco para las fotos.

Que no se diga que no enseñamos la realidad xD

No me cansaré de repetirlo... para nada decepciona. Es realmente bonita e impresionante.

Y aquí empezaba el bajón del viaje, ese momento que te das cuenta que se acaba.

Volvimos al barrio del convento, comimos pizza al taglio en el paqui de enfrente, me llevé la gran decepción porque la heladería Fassi cierra los Lunes y no podría tomarme mi último helado de pistacho en ella y fuimos a por el equipaje.

Como ya comenté a lo largo de los post, no somos religiosos. Pero no tengo mas que buenas palabras hacia las monjas que nos acogieron en el convento. Sin duda volveríamos porque nos trataron de una forma tan familiar y nos dieron tantas facilidades que la estancia se hizo muy agradable.

Tras la despedida, cogimos el bus en la estación de Termini sin problemas, nos conectamos un rato a la wifi del aeropuerto y en nada volvíamos a estar en Barcelona, sin percance alguno.

Todo volvía a ser cómodamente familiar, sin cambios, solo nuestras mentes que una vez mas volvían con recuerdos e imágenes imborrables. ^_^