Vuelo y llegada a Los Angeles

Suena el despertador, que podría haber apagado antes puesto que los nervios del viaje siempre me acaban desvelando. El típico "¡Que no me quede dormida!" jeje Por suerte, en nuestro caso suele ser mas bien al revés.

Tras revisar que llevamos todo el papeleo, agarramos el equipaje: Una maleta grande, dos mochilas y nuestros nervios por empezar una nueva aventura: ¡Nuestro primer gran Road Trip!

Por suerte, esta vez el vuelo no era a una hora intempestiva y no nos supo tan mal que mis suegros vinieran a llevarnos al aeropuerto.

Y eso que llegas al aeropuerto, te despides, vas a buscar en el panel la información de facturación de tu vuelo y... ¡No aparece! ¿Como?

Rápido, a revisar que estuviéramos en el día y la hora correctos y sí... pero nada, que no salía. Sin embargo, sí que  había un vuelo Delta dos horas mas tarde.

Extrañados llamamos a la compañía, porque la oficina abría mas tarde, y nos informan que nuestro vuelo se retrasó dos horas y que informaron por email. 

Yo que me quedo extrañada y Jordi que me mira en plan: ¿Y tu no leíste el mail?

Al final me di cuenta del error. Desde septiembre, cuando compré los vuelos, decidí cambiar el correo al que mandar los vuelos. Y desde entonces no presté atención al anterior ¡Pa' matarme, lo se! Menos mal que no lo habían adelantado. :S

Ahora el tema estaba en: ¿Y la escala? Pasábamos de tener 4h a tener 2h en el JFK de New York para hacer los trámites de entrada.

La espera se hizo larga, pero una vez pudimos facturar nos aseguraron que si nos mantenían la escala era porque se podía hacer. 

Eso, junto con que entrábamos por segunda vez con el ESTA, ya nos dio mas confianza.

El primer vuelo fue muy cómodo. El avión era grande, pantallas individuales y de buena resolución, conector USB para cargar el móvil, con películas en español y pasaron varias veces con snacks y la comida, que estaba bastante bien, la verdad. Además, nos dieron mantas, cojín, antifaz, tapones... un kit pequeñito pero apañao.

Siempre miramos los vuelos en la web de Seatguru para ver si el avión tiene algunas filas de 2 y así reservamos esos asientos para no tener que molestar a nadie a la hora de levantarnos. Y justo este avión los tenía.

Al llegar al JFK salimos lo mas rápido que pudimos para asegurarnos hacer bien la escala.

Primero toca pasar el control de entrada al país. Ahí fue cuando pudimos pasar por la zona de los "locales" y ahorrarnos la cola de inmigración. 

Pasas por unas máquinas que escanean tu pasaporte, te hacen una foto y te imprimen un papel en que te dicen si está todo correcto o no.

En nuestro caso, a Jordi lo aceptó pero a mi no. Así que me derivaron a una ventanilla de inmigración, pero sin tener que hacer cola. Unas pocas preguntas, foto de nuevo y listo.

La chica nos dijo que no había problema, que a veces pasaba. Yo creo que puede haber interferido el que en la foto del pasaporte iba sin gafas y en la que me hizo la máquina las llevaba... A saber.

Bueno, superado el primer trámite, nos fuimos a la cinta para coger la maleta y de ahí a los mostradores de "enlace de vuelos", donde básicamente te miran de nuevo los papeles, les dices que esa maleta es tuya, la pones en la cinta y a por el siguiente paso.

Tramo final: Volver a pasar los controles del aeropuerto. Ahora estás en USA y son mas exhaustivos (incluso tenían agentes caninos del K9), has de pasar por el scanner este de cuerpo entero que tanta polémica tuvo, aunque a nosotros no nos molesta la verdad.

Por cierto, Yo iba con la camiseta de las "chicas super heroínas" (Batgirl, Supergirl y Wonder Woman) y Jordi con la del Capitán América y no veas como les moló a los polis del control de scanner jeje.

Bueno, en Delta tenían razón y fuimos bien de tiempo, aunque hay que matizar que no tuvimos mucha cola, por suerte.

El segundo vuelo, NY-LA, fue en un avión mas pequeño y al ser tantas horas (unas 5) se hizo mas pesado. Nos dieron un pequeño snack y bebidas pero al ser nacional si querías cena tenías que pagarla. Nosotros compramos unos nuggets en el Mc del aeropuerto y listo.

También había pantallas individuales y películas en español, pero menos.

Aterrizamos puntuales y sobre las 10 pm ya estábamos, maleta en mano, buscando la zona en que paran los minibuses que te llevan a las oficinas de alquiler de coches. Está señalizado con un cartel lila, afuera donde también paran los buses.

Esperamos a que llegara el de Alamo y en unos 15 minutos estábamos en la sucursal, fuera del aeropuerto. 

Tuvimos suerte y al llegar casi no había gente, con lo que nos atendieron bastante rápido.

Les dimos la reserva, tomaron datos de las licencias de conducir, de la tarjeta de crédito, nos preguntaron lo típico de si queríamos otros seguros y GPS (en nuestro caso dijimos que no) y nos entregaron el contrato y, para sorpresa nuestra, nos dijeron que podíamos escoger cualquier coche de la categoría, que nosotros mismos. 

Sobre el coche, podéis leer en la entrada que os hablamos de él.

Tardamos un poco en acomodarnos al coche, encender el TomTom etc. Vamos, lo típico cuando no es tu vehículo.

Y nada, Jordi fue al que le tocó lidiar con el tráfico de LA un sábado por la noche, sobre todo en la zona de Hollywood, que estaba llena de gente que salía de fiesta.

Para alguien que no suele conducir en ciudad, encontrarse con eso a las 12 de la noche con el cansancio del viaje... pero bueno, se manejó muy bien con el tráfico.

Y a eso le tenemos que sumar el estrés por el percance con la anulación del hotel (Podéis leerlo aquí), los dos nerviosos dando vueltas por Hollywood buscando alojamiento...

Sin duda, nuestras primeras horas en LA no estaban siendo nada buenas, cansados, preocupados y muy nerviosos intentamos dormir algo en el cuchitril en el que fuimos a caer.

Mañana sería otro día, nos dijimos. ¡Ilusos! Dicen que no hay 2 sin 3 y por desgracia lo comprobaríamos.