Amanece un día lluvioso y con mucho viento. Así que, tras hacernos con nuestro desayuno en el chiringuito del metro, decidimos que la mejor opción era meternos en un museo.
El escogido fue el DDR Museum (O museo de la RDA en español), donde también teníamos descuento con la Berlín Welcome Card.
En él puedes aprender sobre como era la vida diaria de la gente corriente en el Berlín del Este.
Como eran las clases de los niños y que se les enseñaba, como se organizaba el mundo laboral, la integración de las mujeres... Hay temas que nos sorprendieron, para bien, como el hecho de que al no estar supeditados a la iglesia católica, temas como la anticoncepción o la formación sexual eran normales en esa sociedad.
Pero también muestran otros puntos negativos, como la constante vigilancia, la falta de suministros... Y que al final, las altas esferas siempre salen ganando y tienen privilegios...
El museo es pequeño pero bastante interactivo. Puedes tocar bastantes objetos, incluso pasearte por varias salas de una casa estándar de la RDA o entrar en un Trabi, el coche que fabricaron en serie y del cual leímos muchas anécdotas en el museo.
Eso sí, al final tanta letra cansa... así que íbamos paseando, abriendo cajones y puertecillas para admirar los objetos y nos parábamos a leer lo mas curioso en profundidad.
Al salir había amainado, así que empezamos a visitar los alrededores. Primero nos fuimos en busca de un pequeño memorial con una bonita historia detrás: el Block der Frauen (Bloque de las Mujeres) en la calle "Rosenstrasse" (cuyo nombre es el título de la película que cuenta la historia que aconteció allí).
En ese lugar, en 1943, tuvo lugar un acto de desobediencia civil muy valiente contra los nazis: Delante de la oficina judía de prestaciones sociales se juntaron cientos de mujeres alemanas, bajo el frío helador del invierno. Ellas eran cristianas, pero sus maridos judíos estaban encerrados dentro esperando su deportación a Auschwitz (recordemos que por aquel entonces se estaba aplicando "La Solución Final" sobre la cual leímos el día anterior en Wannsee, y los judíos casados con alemanes cristianos habían dejado de tener privilegios).
Durante semanas gritaron "Devuélvannos a nuestros maridos", sin importar el frío, la lluvia o las amenazas de disparar contra ellas... Al final, el ministro de propaganda, Goebbels, ordenó que se liberara a los presos.
La valentía de esas mujeres me cautivó, creo que es una historia preciosa en una época oscura.
Después nos fuimos a la Alexanderplatz, donde contemplamos de cerca la torre de TV Fernsehturm. Construida por el gobierno de la RDA, se ve desde todos los puntos de la ciudad y es la estructura mas alta de Alemania (tiene un restaurante y un mirador en la cúpula pero nosotros no subimos, tampoco hacía buen día para las vistas...). Y justo delante, la fuente de Neptuno.
En la plaza, y justo delante del edificio de ladrillo rojo del Senado y del alcalde de la ciudad, vimos los famosos tubos de colores que uno puede encontrarse en Berlín.
La ciudad se asentó sobre una ciénaga cuyo nivel freático está muy alto, casi a ras de suelo en algunas zonas. Así que, para evitar inundaciones en las obras que escarban el suelo han de poner estos tubos de drenaje.
Y justo en la zona que visitaríamos ese día estaban realizando las obras de alargamiento de una línea de metro.
Al lado de Alexanderplatz se encuentra el Nikolaiviertel, un barrio construido en 1987 de aspecto medieval que intenta reproducir el lugar donde nació Berlín.
En este punto nos empezó a caer un diluvio, así que poco pudimos pasear antes de correr a refugiarnos dentro de la estación de Alexanderplatz, porque con el viento que hacía los paraguas de poco servían.
Como era mediodía optamos por comer allí en el Currywurst Express (una cadena del plato típico), y esperar a ver si amainaba o teníamos que cambiar planes.
Por suerte dejó de llover y pudimos seguir nuestra ruta a pie.
Cruzamos la Isla de los Museos que, entre las obras del metro, las obras de algunos museos y la construcción de otro... deslucía muchísimo. Así que proseguimos hasta la avenida Unter den Linden, donde hay varios edificios de la época prusiana pero que por desgracia también estaban con las fachadas en renovación junto con las ya conocidas obras del metro... Vamos que esta zona tendremos que verla en un futuro cuando pueda admirarse bien.
Lo que pudimos contemplar, al menos una parte, es la Bebelplatz: la plaza donde en 1933 la Liga Estudiantil Alemana Nazi quemó libros que consideraban "subversivos". Una placa transparente en el suelo deja ver una biblioteca vacía a modo de memorial.
Justo al final de nuestro paseo por la avenida nos topamos con el Automobil Forum, una exposición gratuita donde poder ver desde deportivos de lujo hasta prototipos raros. Además, en el sótano tienen lavabos en los que ¡no has de pagar!
De aquí tomamos rumbo al Tränenpalast o Palacio de las lágrimas: Un antiguo puesto fronterizo durante la Guerra Fría donde los berlineses del este tenían que despedirse de los familiares que los visitaban.
La visita es gratuita. Te hacen dejar las mochilas en unas taquillas, también gratis y puedes pedir una audioguía en español ¡también gratis! Solo has de dejar tu DNI que te devuelven al entregar el aparato de vuelta.
Esta visita la recomendamos mucho, una de las mejores referente a la Guerra Fría. Tanto por la audioguía, que explica todo de forma amena, como por los objetos y audiovisuales que allí están expuestos.
¿Quienes podían pasar la frontera? ¿Bajo que condiciones? Interrogatorios, seguimientos... El proceso de atravesar el muro de forma "legal" no era nada fácil y mucho menos cómodo.
Pero no solo aprendimos sobre el día a día en esa estación/control y las historias de varias familias divididas. También explican muy bien como, por un error en un comunicado oficial, la gente del pueblo acabó consiguiendo que el muro cayera la noche del 9 de noviembre de 1989.
Para seguir con la temática, al salir nos dirigimos al "Monumento del Muro de Berlín". Un lugar que conserva 70m del muro original y donde se puede ver una reconstrucción de la "Franja de la muerte".
Y es que, lo que empezó siendo una alambrada en algunos tramos evolucionó a una zona entre dos muros con torres y focos de vigilancia, arena para detectar pisadas y patrullas con perros... Vamos, una trampa mortal que hizo que quienes se jugaran el pellejo tuvieran que idear mil y una formas de atravesarla.
En el edificio del centro de documentación se puede subir a una torre de observación para poder visualizar la reconstrucción.
En el centro hay muchos paneles informativos, en inglés, donde poder ver fotografías de la evolución del muro y también leer historias de gente que consiguió escapar y otros cuyo intentó falló (y por norma no acabaron bien...).
De nuevo abajo, se puede visitar un jardín detrás el muro donde hay varios memoriales dedicados a las víctimas que cayeron intentando cruzarlo.
Por último, estuvimos mirando la exposición que hay en la estación de metro de ese mismo lugar referente a las estaciones fantasma. Y es que en Berlín Este se cerraron las estaciones y se pusieron patrullas de la RDA junto con otras medidas de seguridad para evitar que fueran una vía de escape.
Tras tantas visitas y rato caminando nos apetecía descansar un poco, así que regresamos a la zona de Tränenpalast y nos metimos a tomar algo en un Starbucks y, de paso, tirar de WiFi gratis para charlar con la familia.
Como habíamos finalizado las visitas previstas, sacamos el mapa y nos dimos cuenta que el edificio/búnker que aun se conservaba en la ciudad (del cual nos hablaron en la visita de Berlín Unterwelten) no quedaba muy lejos y estaba en dirección al barrio del hotel.
Así que decidimos acercarnos y de ahí regresar a pie callejeando para hacer tiempo hasta la cena.
La dirección del edificio se puede encontrar poniendo en Google Maps: Sammlung Boros (es una galería de arte).
Estos tipos de búnker que construyeron eran unas moles de gruesos muros para resistir los bombardeos, que a la vez hacían la función de torre de defensa, puesto que estaban armadas con artillería antiaérea. Y, a diferencia del refugio del metro que visitamos, éstos sí que estaban diseñados para realizar la función de búnkers. Lo único que, debido al problema de la capa freática y al drenaje, les fue mas fácil construir en superficie que bajo ella.
Éste es el único que queda en pie, el resto lo destruyeron los aliados al entrar en Berlín. Eso sí, les costó muchas toneladas de explosivos y varios intentos...
Visto el pedazo de búnker, nos fuimos dando un tranquilo paseo hasta la zona del hotel, donde volvimos a cenar en el Rosenburger (nos gustó mucho ese local y su comida barata).
Éste, había sido un día de adentrarnos en el mundo de la RDA y las consecuencias del muro. Un tema que seguiríamos explorando a la mañana siguiente con una visita espeluznante: ¡La prisión de la STASI!
El escogido fue el DDR Museum (O museo de la RDA en español), donde también teníamos descuento con la Berlín Welcome Card.
En él puedes aprender sobre como era la vida diaria de la gente corriente en el Berlín del Este.
Como eran las clases de los niños y que se les enseñaba, como se organizaba el mundo laboral, la integración de las mujeres... Hay temas que nos sorprendieron, para bien, como el hecho de que al no estar supeditados a la iglesia católica, temas como la anticoncepción o la formación sexual eran normales en esa sociedad.
Pero también muestran otros puntos negativos, como la constante vigilancia, la falta de suministros... Y que al final, las altas esferas siempre salen ganando y tienen privilegios...
El museo es pequeño pero bastante interactivo. Puedes tocar bastantes objetos, incluso pasearte por varias salas de una casa estándar de la RDA o entrar en un Trabi, el coche que fabricaron en serie y del cual leímos muchas anécdotas en el museo.
Eso sí, al final tanta letra cansa... así que íbamos paseando, abriendo cajones y puertecillas para admirar los objetos y nos parábamos a leer lo mas curioso en profundidad.
Al salir había amainado, así que empezamos a visitar los alrededores. Primero nos fuimos en busca de un pequeño memorial con una bonita historia detrás: el Block der Frauen (Bloque de las Mujeres) en la calle "Rosenstrasse" (cuyo nombre es el título de la película que cuenta la historia que aconteció allí).
En ese lugar, en 1943, tuvo lugar un acto de desobediencia civil muy valiente contra los nazis: Delante de la oficina judía de prestaciones sociales se juntaron cientos de mujeres alemanas, bajo el frío helador del invierno. Ellas eran cristianas, pero sus maridos judíos estaban encerrados dentro esperando su deportación a Auschwitz (recordemos que por aquel entonces se estaba aplicando "La Solución Final" sobre la cual leímos el día anterior en Wannsee, y los judíos casados con alemanes cristianos habían dejado de tener privilegios).
Durante semanas gritaron "Devuélvannos a nuestros maridos", sin importar el frío, la lluvia o las amenazas de disparar contra ellas... Al final, el ministro de propaganda, Goebbels, ordenó que se liberara a los presos.
La valentía de esas mujeres me cautivó, creo que es una historia preciosa en una época oscura.
Después nos fuimos a la Alexanderplatz, donde contemplamos de cerca la torre de TV Fernsehturm. Construida por el gobierno de la RDA, se ve desde todos los puntos de la ciudad y es la estructura mas alta de Alemania (tiene un restaurante y un mirador en la cúpula pero nosotros no subimos, tampoco hacía buen día para las vistas...). Y justo delante, la fuente de Neptuno.
En la plaza, y justo delante del edificio de ladrillo rojo del Senado y del alcalde de la ciudad, vimos los famosos tubos de colores que uno puede encontrarse en Berlín.
La ciudad se asentó sobre una ciénaga cuyo nivel freático está muy alto, casi a ras de suelo en algunas zonas. Así que, para evitar inundaciones en las obras que escarban el suelo han de poner estos tubos de drenaje.
Y justo en la zona que visitaríamos ese día estaban realizando las obras de alargamiento de una línea de metro.
Al lado de Alexanderplatz se encuentra el Nikolaiviertel, un barrio construido en 1987 de aspecto medieval que intenta reproducir el lugar donde nació Berlín.
En este punto nos empezó a caer un diluvio, así que poco pudimos pasear antes de correr a refugiarnos dentro de la estación de Alexanderplatz, porque con el viento que hacía los paraguas de poco servían.
Como era mediodía optamos por comer allí en el Currywurst Express (una cadena del plato típico), y esperar a ver si amainaba o teníamos que cambiar planes.
Por suerte dejó de llover y pudimos seguir nuestra ruta a pie.
Cruzamos la Isla de los Museos que, entre las obras del metro, las obras de algunos museos y la construcción de otro... deslucía muchísimo. Así que proseguimos hasta la avenida Unter den Linden, donde hay varios edificios de la época prusiana pero que por desgracia también estaban con las fachadas en renovación junto con las ya conocidas obras del metro... Vamos que esta zona tendremos que verla en un futuro cuando pueda admirarse bien.
Lo que pudimos contemplar, al menos una parte, es la Bebelplatz: la plaza donde en 1933 la Liga Estudiantil Alemana Nazi quemó libros que consideraban "subversivos". Una placa transparente en el suelo deja ver una biblioteca vacía a modo de memorial.
Justo al final de nuestro paseo por la avenida nos topamos con el Automobil Forum, una exposición gratuita donde poder ver desde deportivos de lujo hasta prototipos raros. Además, en el sótano tienen lavabos en los que ¡no has de pagar!
De aquí tomamos rumbo al Tränenpalast o Palacio de las lágrimas: Un antiguo puesto fronterizo durante la Guerra Fría donde los berlineses del este tenían que despedirse de los familiares que los visitaban.
La visita es gratuita. Te hacen dejar las mochilas en unas taquillas, también gratis y puedes pedir una audioguía en español ¡también gratis! Solo has de dejar tu DNI que te devuelven al entregar el aparato de vuelta.
Esta visita la recomendamos mucho, una de las mejores referente a la Guerra Fría. Tanto por la audioguía, que explica todo de forma amena, como por los objetos y audiovisuales que allí están expuestos.
¿Quienes podían pasar la frontera? ¿Bajo que condiciones? Interrogatorios, seguimientos... El proceso de atravesar el muro de forma "legal" no era nada fácil y mucho menos cómodo.
Cabinas del control de aduana |
Equipo de espionaje |
Pero no solo aprendimos sobre el día a día en esa estación/control y las historias de varias familias divididas. También explican muy bien como, por un error en un comunicado oficial, la gente del pueblo acabó consiguiendo que el muro cayera la noche del 9 de noviembre de 1989.
Para seguir con la temática, al salir nos dirigimos al "Monumento del Muro de Berlín". Un lugar que conserva 70m del muro original y donde se puede ver una reconstrucción de la "Franja de la muerte".
Y es que, lo que empezó siendo una alambrada en algunos tramos evolucionó a una zona entre dos muros con torres y focos de vigilancia, arena para detectar pisadas y patrullas con perros... Vamos, una trampa mortal que hizo que quienes se jugaran el pellejo tuvieran que idear mil y una formas de atravesarla.
En el edificio del centro de documentación se puede subir a una torre de observación para poder visualizar la reconstrucción.
En el centro hay muchos paneles informativos, en inglés, donde poder ver fotografías de la evolución del muro y también leer historias de gente que consiguió escapar y otros cuyo intentó falló (y por norma no acabaron bien...).
De nuevo abajo, se puede visitar un jardín detrás el muro donde hay varios memoriales dedicados a las víctimas que cayeron intentando cruzarlo.
Por último, estuvimos mirando la exposición que hay en la estación de metro de ese mismo lugar referente a las estaciones fantasma. Y es que en Berlín Este se cerraron las estaciones y se pusieron patrullas de la RDA junto con otras medidas de seguridad para evitar que fueran una vía de escape.
Tras tantas visitas y rato caminando nos apetecía descansar un poco, así que regresamos a la zona de Tränenpalast y nos metimos a tomar algo en un Starbucks y, de paso, tirar de WiFi gratis para charlar con la familia.
Como habíamos finalizado las visitas previstas, sacamos el mapa y nos dimos cuenta que el edificio/búnker que aun se conservaba en la ciudad (del cual nos hablaron en la visita de Berlín Unterwelten) no quedaba muy lejos y estaba en dirección al barrio del hotel.
Así que decidimos acercarnos y de ahí regresar a pie callejeando para hacer tiempo hasta la cena.
La dirección del edificio se puede encontrar poniendo en Google Maps: Sammlung Boros (es una galería de arte).
Estos tipos de búnker que construyeron eran unas moles de gruesos muros para resistir los bombardeos, que a la vez hacían la función de torre de defensa, puesto que estaban armadas con artillería antiaérea. Y, a diferencia del refugio del metro que visitamos, éstos sí que estaban diseñados para realizar la función de búnkers. Lo único que, debido al problema de la capa freática y al drenaje, les fue mas fácil construir en superficie que bajo ella.
Éste es el único que queda en pie, el resto lo destruyeron los aliados al entrar en Berlín. Eso sí, les costó muchas toneladas de explosivos y varios intentos...
Visto el pedazo de búnker, nos fuimos dando un tranquilo paseo hasta la zona del hotel, donde volvimos a cenar en el Rosenburger (nos gustó mucho ese local y su comida barata).
Éste, había sido un día de adentrarnos en el mundo de la RDA y las consecuencias del muro. Un tema que seguiríamos explorando a la mañana siguiente con una visita espeluznante: ¡La prisión de la STASI!
El museo de la RDA mola!! Vaya día de lluvia os tocó, aunque al menos ps dió tregua entre visita y visita. Me apunto todas vuestras visitas de ese día, me parecen muy interesantes. Un saludito :)
ResponderEliminarestá guapo, pero lo imaginaba mas grande y al final tanta letra eninglés me cansa xD quizás por eso disfruté mas el Tranenpalast.
Eliminarme alegra que te gusten las visitas ^_^
La verdad es que he estado 3 veces en Berlín y me sigues descrubiendo lugares. Nunca he estado en el palacio de las lagrimas. Muy curioso. Y por momentos he pensado que la foto del museo de la RDA era el plató del Cuéntame... ;)
ResponderEliminarPues el Tranenpalast fue una delas visitas sobre la RDA que mas me gustó! A ver si la visita que hicimos, al día siguiente también te sorprende. ;)
EliminarEs cuéntame total!! xD
Qué interesante todo. Me ha recordado la primera vez que crucé el muro, yo tenía unos 12 o 13 años y fuimos a visitar a unos amigos de mi abuela. La frontera daba un poco miedito. Recuerdo que le pasamos de contrabando una cinta de Madonna y otra de Depeche mode al chaval de la casa, porque por supuesto esa música "capitalista" no se podía comprar allí. Me encanta Berlín, es una ciudad preciosa y ahora sin muro mucho más :)
ResponderEliminarVaya!!! pasar la frontera!! me parece fascinante que lo hayas hecho O.O Y sobre todo por el contrabando jeje
EliminarY si, sin muro...mucho mejor ;)
un saludo