Zaragoza: Descubriendo Caesar Augusta

He de admitir que Zaragoza no estaba en mi lista... Una ciudad cercana a Barcelona, sí, pero nunca la había contemplado como escapada.

Sin embargo, los astros se alinearon a su favor. Resultó que este año, en febrero, teníamos un viernes festivo. Genial para una escapada de tres días, pero Jordi estaba liado con el master, si quería irme sería en solitario... Así que como no me apetecía complicarme mucho para irme tres días y sola, empecé a mirar opciones cercanas y baratas. 

Mientras hablaba con unos compis viajeros, recordé la de veces que habíamos hablado de vernos en persona y en ese momento lo vi claro: ¡Si viajaba a Zaragoza podría reunirme con tres de ellos! 

Tras confirmar que el tren no me salía caro (37€ i/v) y que todos ellos estarían en Zaragoza para esas fechas (punto importante tratándose de viajeros) tomé la decisión.

Mi sorpresa vino al empezar a buscar información sobre la ciudad: Ruinas romanas, casas señoriales, una fortaleza... ¿En Zaragoza? Bien, quizás había subestimado la ciudad. Sin duda prometía una escapada MUY interesante.

Y si a eso le sumamos el ir de tapas con los chicos de "Mi Mundo en una Maleta", "Notas en mi Libreta Viajera" y "Siuler Viajes y Fotos"... las risas estaban aseguradas.

Tras un madrugón considerable y dos horas en tren, Zaragoza me recibía con un clima poco usual en esa zona: ¡Lluvia! Que además me acompañaría en toda mi visita, dando pequeñas treguas. Mis amigos maños juraron que eso no era normal, que ellos son de secano... pero no se yo. jeje

En la estación de tren cogí el autobús (1,35€) para acercarme al centro y pasarme por la Oficina de Turismo a recoger la Zaragoza Card. Una tarjeta turística en la que entra: transporte, entrada gratuita a muchos puntos de interés, visitas guiadas, descuentos en algunos hoteles y restaurantes...

La hay de 24 y 48h y, a diferencia de otras tarjetas que había usado hasta el momento, no va por días naturales, sino por horas. Algo que me pareció muy conveniente porque puedes decidir a que hora activarla para aprovecharla al máximo.

Mi hotel estaba muy cerca del Pilar, así que decidí acercarme a ver si por casualidad podía hacer el check-in o guardar la mochila. (Quiero agradecer la oferta de alojamiento de los compis maños, pero por motivos de logística, y al ver que había oferta barata en el centro, decidí tirar de hotel.)

El Hotel San Jorge es muy básico y está en un edificio antiguo, así que no esperéis grandes lujos ni habitaciones modernas, en especial el baño. Pero quienes lo llevan son amables, me ayudaron en lo que pudieron y lo mejor es su ubicación. Tan céntrico que no tuve que usar apenas transporte. Además no es caro, dos noches me salieron por 56€.

Tuve suerte de poder hacer el check-in y descargar todo en la habitación, donde me preparé para afrontar un día lluvioso por las calles de Zaragoza.

La mañana la dedicaría a unas cuantas visitas gratuitas, con tal de retrasar la activación de la Zaragoza Card. 

Mi primer objetivo era el Palacio de Sástago.

Un edificio renacentista que, según dicen, tiene un bonito patio con esbeltas columnas. Y digo "dicen" porque en esos días estaban montando una exposición y permanecía cerrado al público. Así que me quedé con las ganas...

Subí por el Paseo de la Independencia, una avenida llena de tiendas de marca y con unos soportales que me dieron resguardo mientras avanzaba hasta el Paraninfo Universitario.

El edificio me gustó mucho y resulta que alberga un pequeño museo de ciencias naturales cuya visita es gratuita, por lo que decidí entrar a echar un vistazo. 

La siguiente visita se encontraba muy cerca: El Patio de la Infanta. 

Pero tuve que preguntar por su ubicación puesto que se encuentra dentro de un edifico moderno, que pertenece a Ibercaja. Para acceder a él hay que entrar por la parte trasera del edificio.

Cuando llegué, estaban preparando una conferencia pero pude visitarlo, eso sí, con sillas y pruebas de sonido por medio.

Esta joya del renacimiento aragonés formaba parte de la casa señorial de un rico mercader judío, en 1549, y está considerada la primera entidad bancaria de España, puesto que controlaba las transacciones de la lonja.

Pero en 1894 la casa sufre un importante incendio y unos años después, en los que se inicia su derribo, el patio fue vendido a un anticuario francés que lo vuelvo a montar en su casa de París.

Finalmente, en 1958, es traído de nuevo a Zaragoza, a la actual sede de Ibercaja.

Vamos, ¡todo un monumento viajero! 

Tras contemplar sus detalles un buen rato, regresé sobre mis pasos por el Paseo de la Independencia. Ya era mediodía y el hambre empezaba a apretar, así que decidí acercarme al Tommy Mel's, una cadena americana que me gusta. Aunque al día siguiente cenaríamos unas hamburguesas deliciosas en otro local cercano, al que me llevaron los compis.

Después de comer empezó a llover con fuerza. Mi plan de callejear hasta que reabrieran por la tarde los monumentos se vio truncado. Así que regresé al hotel a descansar un poco del madrugón.

Por suerte, para la hora de reapertura la lluvia aflojó de nuevo, así que me acerqué a ver la zona del mercado.

El edificio actual se encuentra ocupando el mismo espacio destinado al mercado de la ciudad desde el S.XIII.

Y, justo en frente, los restos de la muralla romana y la Torre de la Zuda, que fue sede de los gobernantes musulmanes y actualmente alberga una de las Oficinas de Turismo. 

Se puede subir a la torre para admirar las vistas hacia la muralla y el mercado. Y también las torres y cúpulas del Pilar.

Al bajar me encaminé hacia la plaza, donde me llamó la atención la cantidad de fuentes que tiene. Algunas de ellas en forma de "lagos" a ras de suelo... ¡Confesad maños! ¿Cuantos guiris han metido la pata dentro? xD 

Fue aquí donde me di cuenta que iba a echar de menos el gran angular. Pero es que al ir sola quise minimizar el peso de la mochila. Y bueno, las fotos... pues hice lo que pude, después de todo el fotógrafo es Jordi, ¡aunque prometo ir aprendiendo trucos poco a poco! 

Bueno, tras aceptar que no iba a conseguir fotografiar al Pilar de una pieza, me dirigí a la lonja (La basílica la visitaría al día siguiente) para ver si podría entrar. 

Construida en 1541 como lonja de mercaderes, actualmente alberga exposiciones temporales. El acceso es gratuito pero, como me pasó con el Palacio de Sástago, su apertura dependerá del estado de las exposiciones. En esta ocasión tuve suerte y pude contemplar su impactante interior. 

Al salir decidí que ya era hora de empezar a descubrir los orígenes de Caesar Augusta, nombre de Zaragoza en la época de los emperadores. 

A parte de los restos de la muralla, se puede visitar: El foro, el puerto fluvial, las termas y el teatro. La entrada es de pago pero se puede comprar un bono por 7€ que permite visitarlos todos, o bien usar la Zaragoza Card, y es aquí donde la activé.

Justo en la plaza se encuentra un museo, bajo tierra, que alberga los resto del Foro Romano, el mercado de la época y del alcantarillado que utilizaban. 

Tienen alguna pequeña recreación, maquetas, objetos... y lo mas interesante es que cada cierto tiempo proyectan un vídeo donde se explica la historia de la ciudad y en especial la del foro. Lo encontré muy instructivo.

Muy cerca del foro se encuentra el museo del puerto fluvial, puerta de entrada de las mercancías que llegaban por el río Ebro, navegable en aquella época.

Este museo es muy pequeño, conserva algunos restos de los cimientos del edificio y algunos objetos, pero poco mas. Al llegar me comentaron que también había audiovisual, algo que por lo visto ofrecen en los cuatro museos, pero empezaba a anochecer y aun me quedaban dos mas... así que con pesar opté por no quedarme.

Lo siguiente fue ir a las termas públicas. De nuevo, un museo muy pequeño, donde se puede contemplar una de las piscinas y los restos de unas letrinas.

Y finalmente, lo que mas me gustó: ¡El teatro! Que resultó ser uno de los mas grandes de Hispania, con un aforo para 6 mil personas. ¡Impresionante!

Como quedaba poca luz salí primero a hacer fotos a las ruinas, donde hay varias pasarelas que te acercan a ellas. 

Y después volví a disfrutar de la exposición interior. A quien le guste la historia le recomiendo visitar estos cuatro rincones de Caesar Augusta y, si pueden, quedarse a ver las proyecciones que te acercan un poco mas a la época.

Ahora sí, había caído la noche y por suerte la lluvia me daba un respiro para poder disfrutar un poco del paseo.

Eso sí, sin entretenerme mucho porque se acercaba la mejor parte del día: ¡El tapeo con mis amigos maños!

Habíamos quedado en mi hotel, así que me acerqué a soltar la cámara para ir mas ligera y salí dispuesta a dejarme llevar por la experiencia "tapera" de los compis.

¡Y menudo ambientazo hay en Zaragoza a esas horas! Los bares estaban a reventar. Me lo pasé muy bien yendo de aquí para allí, probando diferentes tapas. Pero, sin duda, las que mas me gustaron fueron las del bar "La viña" (¡Pedazo raciones y que barato! La berenjena estaba de vicio...) y el "Uasabi" (Aunque este ya pica, su fusión entre Japón y Aragón es brutal... ¡Ese maki de ternasco!).

Buena comida, mejor compañía... lo pasé en grande. Y, aunque con pena de que acabara ese primer encuentro, me retiré sintiendo ya el cansancio del tute que me había pegado, pero sabiendo que volvería a disfrutar de buenos momentos con ellos al día siguiente.

Un día que empezaría de una forma "MUY DULCE".

¡Pero que grandes! Gracias por esa gran noche ^_^

Si queréis conocer mas sobre Zaragoza, pasaros por el blog de "Notas en mi Libreta Viajera".  Seguro que en él encontráis mas rincones para visitar.

Agradezco a la Oficina de Turismo de Zaragoza el ofrecimiento de la tarjeta turística y toda la información proporcionada.