Amanecía nuestro último día en Irlanda y para un miembro del equipo no lo hacía de forma agradable. Mi madre, seguramente por el temporal que nos empapó el día anterior, había pasado la noche con algo de fiebre y tenía un gripazo considerable.
Así que los otros tres desayunamos con calma esperando a que ella se encontrara algo mejor.
Al arrancar hablamos sobre las posibilidades de la mañana, puesto que el avión salía por la tarde. Mi madre nos comentó que siguiéramos con la idea de ir a ver Howth y, una vez allí, ya veríamos que hacer y que no.
Howth es un pueblo pesquero a unos 30 minutos de Dublín y a 20 del aeropuerto, así que resulta una visita ideal desde la capital.
Descubrí este pueblecito gracias al blog de Mad About Travel, cuyo artículo e indicaciones llevaba impresas como guía.
Mi idea inicial era ir hasta el castillo y subir por el pueblo a ver las vistas, pero el estado de mi madre hizo que renunciáramos a ello y nos tomáramos con calma el paseo por la zona del puerto y los muelles.
En ellos pudimos contemplar a sus famosas residentes: ¡Las focas! Y es que en Howth puedes verlas en total libertad.
Se acercan a ver si cae algo de los barcos y además hemos leído que algunos puestecillos venden comida para ellas. Nosotros defendemos que es mejor que consigan el alimento por si mismas y que no es bueno atraerlas con comida comprada, así que no íbamos con la idea de hacerlo. Aunque tampoco vimos ningún puesto de venta de comida la verdad, no sabemos si era por ser Domingo Santo, pero no había mucho ambiente en la zona.
Vimos 5 o 6 y nos parecieron enormes. Y, como no, no son los únicos animales que se acercan a por la pesca del día.
Tras un buen rato observándolas nos acercamos al Mercado de Howth. Un mercadillo de artesanía y productos gastronómicos que abre los fines de semana, justo en frente de la estación de tren. Allí encontramos comidas de diferentes países, incluido el nuestro, y algunos se tiraron a por unos buenos brastwurst (mi madre no había desayunado jeje) y otros caímos en las redes de unos deliciosos cupcakes.
Como comentaba, la idea inicial era pasar mas tiempo recorriendo Howth y comer pronto en alguno de sus famosos restaurantes de pescado (aunque vimos que muchos eran de precio mas bien elevado), pero no queríamos abusar de las pocas fuerzas que le quedaban a mi madre así que decidimos dar por finalizada nuestra aventura en Irlanda e ir tranquilamente hacia el aeropuerto.
Llenamos el depósito de combustible mucho antes de llegar al aeropuerto para que nos saliera mas barato y fuimos devolver el coche al mismo sitio donde lo recogimos. El trámite resultó rápido y sin problemas.
Nos subimos al shuttle que nos acercó a la terminal y nos dirigimos al Mc para comer y hacer tiempo ya que habíamos llegado con mucha antelación.
A la hora de pasar los controles nos encontramos con mucha seguridad y un registro bastante exhaustivo, y es que hacía poco habían ocurrido los atentados de Bélgica.
Suponemos que éste también fue el motivo del retraso que sufrimos, casi una hora, pero lo que no tenía explicación fue el cambio de puerta que nos hicieron, a nosotros y varios vuelos mas. Veías gente corriendo por la terminal de un lado a otro... En fin. Menos mal que la Wi-Fi era gratis, sin límite de tiempo y con buena velocidad. Jordi hasta pudo mirar series.
Una vez superada la espera y el mareo de puertas, el vuelo de regreso fue bien, lleno de bonitos recuerdos de este viaje en familia.
Espero que tu madre se recuperase rápido, la lluvia del día anterior le pasó factura a la pobre. Lo dicho, un viaje genial que nos servirá de guía a muchos viajeros para recorrer estas tierras. Gracias!!!
ResponderEliminarEstuvo unos días ahí arrastrando...pero bueno, medio aguantó ;)
EliminarMuchas gracias por tus palabras ^_^ tengo ganas de ver el vuestro ;)
La verdad es que viajar en familia es muy bonito (y rodeados de paisajes así ya ni te cuento). Un abrazo!
ResponderEliminarSi lo es! aunque hay que saber adaptarse jeje por suerte lo hicimos ^_^
Eliminarun abrazo!
Menos mal que se puso pachucha al final y pude hacer el resto del viaje sin problemas!
ResponderEliminarPues si, menos mal! pudo disfrutar el resto ^_^
EliminarVaya faena que tu madre la pobre se pusiese mala, es lo peor cuando estás de viaje, pero bueno, al menos era ya el último día. Manolo se puso malo el último día que estuvimos en enero en Marruecos y menos mal, porque era una gastroenteritis chunga, cosas que pasan de vez en cuando cuando viajas. Males aparte ha sido un bonito viaje en familia que siempre quedará en el recuerdo, seguro que haréis más. Un saludito :)
ResponderEliminarPonerse enfermo es una faena si, menos mal que fue ya volviendo.
EliminarManolo tuvo que pasarlo mal esas horas!! :S
En fin, como dices, queda un bonito recuerdo del viaje;)
Un abrazo